Como un recuerdo anecdótico, lleno de agradecimiento a la memoria del Señor Cardenal Rodolfo Quezada Toruño, rememoramos lo siguiente: Era el viernes 9 de Julio, al día siguiente se llevaría a cabo la inauguración del monumento a Juan Corz, cuya escultura había sido fundida en bronce en un taller de la República Mexicana por encargo de su autor el escultor Max Leiva, pero sucede que por motivos insólitos y con toda la documentación legal y fiscal correspondiente, en total orden: "Juan Corz estaba preso en una bodega del aeropuerto".
De inmediato Fray Bruno Frison se comunica con Monseñor Quezada, entonces Arzobispo de Guatemala; quien ofrece a toda costa, retirar la estatua de las bodegas mencionadas.
Y así gracias a la pronta intervención de su Eminencia Rodolfo Cardenal Quezada Toruño: "Juan Corz fue liberado". Hoy su efigie forma parte de la riqueza histórica, religiosa y artística del Cerrito de la Virgen del Carmen.
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